Tuesday, February 28, 2017

Entre eñes y uve dobles


Mami tiene la cabeza llena de palabras desordenadas, como fichas guardadas a presión en una caja vieja de scrabble que se ha quedado pequeña. No sabe ni por donde empezar. 

Bueno desde hace unos días parece que ya le sale alguna palabra de esas del diccionario. Ha tenido días de zetas y equis y haches amontonadas y no sabia que hacer con ellas. 

No sé porqué se ha puesto tan nerviosa. Quería que le salieran palabras enteras y largas y perfectas y que no quedara ni una ficha en la caja. Hasta creo que buscaba frases con sentido, de las que ni piden en las reglas del juego.

¿Yo? Yo me lo estoy pasando pipa sacando las fichas una a una, pongo una letra boca abajo, le doy la vuelta, la meto en la caja, y saco otra. O dos más, según me dé. 

Bueno vale, a ratitos echo de menos mi habitación y los muñecos que no cabían en la maleta, pero me abrazo a mi pitufina, mi berenjena y mi mono que habla. Y se me pasa.

A veces pienso en Tamara y en Nuria y en Ana, y de repente Mrs Lowe me envuelve con un abrazo de oso y se me olvida. Al principio no le entendia, hasta que un día me rodeó con cuidado con sus brazos entre su melena rubia mientras escuchaba su "grrrrr' de mamá oso. Y yo le respondi con un "grr" de bebé osito. Tal y como me pidió. Y mola. El otro día hasta me atreví a pedírselo a todo pulmón en la pizza party: I want a "hug of bear"! Le costó entenderme porque parece que aquí ordenan las palabras al revés pero, cuando gruñimos cabeza con cabeza, hablamos el mismo idioma.

Me había acostumbrado a cumplir los años la última de todos mis amigos, justo antes de comer las uvas en navidad. Creo que la paciencia me viene de ahi. Y he tenido que venir muy lejos para poder ser la mayor de clase y la primera en cumplirlos. Claro que aquí los amigos no escriben ni leen. Así tengo más tiempo para bailar y pintar.

El otro día nos pusieron un sello de manos de colores y me hizo pensar en Gaudem. Y claro que echo de menos mi cole. Pero aqui, con el trajín de un cole a otro, casi no me queda sitio en la cabecita para acordarme. No sé si soy morruda por tener dos coles pero mi mami me lo ha contado así tantas veces que debo de tener suerte. Y sobre todo me he acostumbrado. A todo. A todo lo que ocurra tres veces seguidas. 

A las 10:30 Mr. David nos recoge a cuatro amigos de clase en un autobús amarillo gigante de esos que salen en la tele, para nosotros solos. Mr. David le contó un día a mami que sueña con tener un pasaporte o algo así. Ella casi no le entiende cuando habla porque dice que parece que masca chicle, pero yo solo veo brillar las pegatinas que nos da cuando subimos a su autobús. Pues claro que me entiendo con él Mami. Hoy Mr. David está en su "día fuera" (me han dicho "his day off" cuando he preguntado por él y así lo he contado en casa) y le echamos un poco de menos, a él y sus pegatinas de corazones.

En mi segundo cole sí que soy la mayor de todos todos, algunos amigos tienen tres años y todo. Mi mami le da dolores de cabeza a Miss Jessica para que me haga escribir. Se lo pregunta todos los dias cuando me recoge. A mi me da igual, pero si me lo piden ellas yo lo hago porque me gusta verles contentas. 

Hoy he vuelto a casa con una hoja en la que he escrito "my daddy watches basketball" en grande. Debía de ser algo muy importante porque Papi y Mami han soltado grititos al verlo, me han dicho cosas bonitas y lo hemos puesto en el museo.

El museo es el suelo de la habitacion vacía de mis papis, donde se mantiene en pie - si no lo tumba el viento - todo mi "artwork", creo que se decía "dibujos". He oído que no quieren decorar la casa ni colgar cuadros ni comprar muebles porque hay mucho ruido y no les gusta y quieren buscar otra casa. Yo no oigo los ruidos cuando saltamos en la colchoneta y buscamos formas a las nubes. A mi me gusta nuestra casa porque podemos contar los bichos bola de camino al cole y patinar al YMCA y Alice vive cerca y puede venir a visitarnos en su bici. 

Y no solo a Papi le gusta el basket. En Madrid me llevó un día - mola hacer un plan con Papa, él y yo solos. Y aquí hay tanto basket en la tele a todas horas que me ha acabado gustando de tanto acurrucarme con él y ver saltar a esos gigantes. Nuria decía que escribiéramos hacia la derecha que si no los gigantes que viven a la izquierda se comen las letras. Igual son ellos.

El otro día, aunque era jueves y había cole, Papi nos llevó al basket a todos después de cenar. Molan las bailarinas con trajes brillantes, las cheerleaders con sus pompones y comer palomitas por la noche. Y sobre todo cuando te buscan con las cámaras para que bailes y hagas tonterías y salgas en la tele. No salimos. Vaya. Quiero volver otro día y hacer mas tonterías.

Estamos preparando una función de ballet con Miss Jillian y hasta un teatro musical. El ballet me chifla porque llevamos también zapatos negros de claqué que hacen ruido. En el musical soy la mas peque de todas y algunas cosas son difíciles. Yo miro, escucho, observo, parece que no hago mucho pero aprendo despacito. Y cada día canto y bailo con mas ganas nuestro "follow me, lets do something crazy". Mi mami me ve a veces triste durante la clase a través del cristal, pero yo salgo con cara de habermelo pasado genial y repito las canciones con mi hermana de camino a casa por Avery Ranch Boulevard. Es que yo lo disfruto por dentro.

Después de acompañar a Maite a sus clases de gimnasia, un día me di cuenta que el super gimnasio de Capital Gymnastics se parecía a mis clases de Psico. Y de repente sin pensarlo (bueno, más bien pensando que igual yo también era capaz) le pedí a Mami que me apuntara. Ahora hago cartwheels y handstands mientras me empujan el culete las monitoras. Pero para mí es como si lo hiciera sola.

Molan los kids night out. Son fiestas de noche para gimnastas, con baile y piruetas y araña peluda y hasta artwork. Sigo siendo de las peques, pero Cloe, la amiga de clase de Maite, me ayuda a salir cuando me quedo enterrada bajo bloques de caucho al saltar desde lo alto. Muy alto. Super alto. Desde allí en la dance party me miraba al espejo y bailaba como si nadie me estuviera mirando (es que creía que nadie me miraba!). Dice Mami - ella siempre esta mirando - algo de que ese día vio la mejor versión de mi misma. Versión. Será del scrabble.

Cada clase, cada cole, cada extraescolar, es en un sitio distinto y tiene amigos diferentes. Caras nuevas, niños que no conozco y que me hablan raro. A los sitios a los que no he ido todavía tres veces, suelo tragar saliva en la puerta antes de entrar. A veces me duele la tripa, a veces agacho la cabeza, pido rescate, me hago pequeña. Pero creo que me han contado tantas veces que todo esto me va ayudar a crecer - y es verdad que me empieza a valer la ropa de mi hermana - que no suelo decir nada ni miro hacia atrás. Entro en mi nueva clase, me siento en una esquina si puedo, y pongo toda mi cabecita y mis ojos en escuchar a las profes y lo que esperan de mí. Yo siempre hago lo que se espera de mí. Me gusta ver contentos a los demás, eso es fácil.

Mami me prometió que si nos mudabamos me hablaría en español, ella y la tele, por fin! Ahora vemos Panda y la cabaña de cartón. Y ahora le entiendo todo a ella y le puedo preguntar lo que significan las palabras nuevas. La de cosas que me perdía antes por no entenderla y ella no se enteraba.

 Y después de todo un dia, dos coles, un autobús con pegatinas y clases de baile y música en ingles, juntarme con Mami y Maite al acabar el dia y decir tonterías en español es como el mejor de los recreos. 

Y si, claro que echo de menos a mis amigos de siempre, los que me sacan mi lado loco y con los que haría fiestas de pijamas todas las noches de mi vida si no tuviera que pedir permiso.

Pero aqui, cuando veo a Patricia, Irene, Ines y a todos los amigos de Madrid que hace poco ni conociamos, y a cualquier niño del mundo que hable español, como mi amiga Vivi, noto como si alguien me soplara en la mejilla para darme aire fresquito. Y cuando como tortilla de patata. Y chorizo de un señor que se llama Fermín. Y galletas Maria. Me ayuda mucho a que no se me olvide quien soy. Que a veces de tanto tragar saliva me pierdo.

Algunas veces pregunto cuantos días llevamos aquí y cuantos quedan. Papi y Mami parece que no tienen prisa por volver. Papi mola porque él siempre está bien si nosotras estamos bien. Y Mami por lo menos ha dejado de llorar por tonterías - a mi me entraba la risa de verla mientras le secaba las lágrimas con un dedo. 

La he visto coger la caja de scrabble, sacar las fichas, ponerlas en orden y revolverlas de nuevo. A veces le sale alguna palabra mágica, a veces va al diccionario a pedir ayuda, a veces se queda mirando la zeta y la eñe y yo le saco una uve doble. A veces se harta y mete todas las fichas en la caja estrujadas y sin orden. Y se va, lejos del ruido, a tomar el aire. Que aquí el invierno es primavera. 

Y sobre todo, ya se ríe. Nos reímos todos. Porque como nos dijeron las primas una vez que oyeron en una canción de la Oreja de Van Ghog, "nuestra patria está donde estemos los cuatro". No sé muy que es eso de la patria,  pero creo que tengo todas las letras. ¿Jugamos?

Fotografia de Leticia Varela